Y direis: "¡Po ya era hora...

...de que actualizases, cabronazo, to los días mirando esto pa na!" Tendreis que disculparme, gentuza, pero mi vida veraniega ha pasado entre la parte mala, es decir, Carrefour y los exámenes, y la parte buena, mis coleguillas y Eztitzen. Es lo que tiene tener que pagarse una matrícula pa la universidad, que hay que dividirse, y ni por esas llegas a todo...

Es duro decirlo, pero la parte mala es una porción muy grande de mi tiempo. Y no se qué es lo que llevo peor, si lo de currelar o lo de estudiar. En Carrefour tengo buenos compañeros, pero la gente me estresa. Estudiando no me estresa nadie, pero me siento solo. Caprichoso y tontopolla que es uno.

Y es que como ya os habré contado mil y una veces, la clientela de Carrefour es de un selecto que asusta. Empezando por los clientes que te ven rabo y orejas de perro y en lugar de llamarte con un "Oye", "Perdona", "Oiga" o similar, optan por el siempre socorrido psssssssssssssssssst. Como uno, aparte de caprichoso y tontopolla, es un poco maniático, pues como que le tengo tirria a este tipo de llamada, ¿Qué pasa? ¿No pueden hablar? ¿Tienen que soplar? Es mas, aprovecho para decir, a todos aquellos que van por la calle haciendo pssssssssssssssssssssssst al aire, que en sus muertos me cago. Recuperando el tema, ya que los clientes optan por el psssssssssssssssssssssssst yo opto por pasar de ellos hasta que usen otra forma de comunicarse conmigo.

Otros clientes, mas simpaticotes te dicen cosas como "amigo", "amigache" y similares. A estos les atiendo sin más, pero les dedico mi mejor mirada de "NO ME DES PALMADAS EN EL HOMBRO", no se vayan a pillar mas confianzas de las estrictamente necesarias.

Unos que me gustan mucho son los que esperan que dirijas su vida. Vienen a por un cartucho de impresora y no está en stock, estamos esperando el pedido. Se lo dices con cara de circunstancia: "Caballero, no nos queda ese cartucho, llegará el martes". El cliente te mira con expresión preocupada y te pregunta "¿y ahora qué hago?". Mi consejo es despacharlos con la maniobra conjunta consistente en Mirada de condescendencia+Encogimiento de hombros. Otra opción es probar suerte y decirle algo así como "Podría usted probar a bailarme una sardana subido en el mostrador con un centro de planchado amarrado en cada testículo, pero no es seguro que tras ello tengamos el cartucho que usted necesita".

Otra clase muy curiosa es la que cree que las expresiones que el usa en su puta casa son universamente conocidas y por tanto no debemos tener problemas con ellas. En el caso de haberlos, denotaría cierto desconocimiento de la gramática, ortografía y semántica de su puta casa. Por ejemplo: "Hola, buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?" "Si, mira, es que yo me compré un portatil, pero cuando le meto un chupito no me va..." (Ahora yo reflexiono, intento verle sentido, pero fracaso estrepitosamente) "¿Qué es lo que intenta usted meterle, caballero?" "Un chupito" me responde. (Hago un nuevo esfuerzo, intento verle sentido, pero prefiero parar de pensar antes de que empiece a chorrearme el cerebro por las orejas). Se me pone cara de pena... "Discúlpeme caballero, pero es que no le entiendo". Y claro, mi ineptitud linguística indigna a este señor, y tiene que rebajarse a usar mi sucio argot de infeliz inculto empleadillo de tres al cuarto comemierda que se siente honrado de besar el suelo por donde pisa este puto ceporro con cara de soplapollas que me mira como si yo fuese un puto cubo de basura lleno de sacos llenos estos a su vez de bostas de caballo aún humeantes, y con desaire me dice: "¡¡Un pendrive (atención, dijo pendrive, no "pendraif", es decir, lease en castellano) cohone, un chupito, un pendrive, destos de (atención) dos jibas (Anda, como los camellos)!! Yo no se si los empleaos de aquí estais sordos o es que no sabeis ni lo que vendeis..." Pese a que en esos momentos te entran ganas de meterle "chupitos" por el culo hasta que acabe cagándolos por la boca, consigues meter tu cólera en la vena de tu frente, cada día un poco más cerca del colapso, e irte con semejante despojo a ver su ordenador portatil.

El útimo del que hoy voy a hablar, aunque no por ello menos importante ni abundante, es el desconfiadillo. Es este que va preguntándo lo mismo a todos los vendedores, no vaya a ser que algunos desaprensivos le queramos ir engañando, pardiez. Este sería algo como: "Hola, ¿os ha llegado la televisión de 7" portatil de IDX?", "No, la esperamos para el jueves, caballero", "Ah, vale, de acuerdo". Y ahora se da una vuelta y le pregunta a otro vendedor lo mismo, el muy miserable. Eso si, a veces su memoria les traiciona y te lo vuelven a preguntar. Y tu, como tienes que mantener las formas, le contestas "No, caballero, ya le dije que no, lo siento mucho", pero la verdad es que a ti te gustaría agarrarle de los pelos y estrellar su cara contra el mármol del mostrador de información, mientras le recuerdas que: "El Jueves, EL PUTO JUEVES, EL-PUTO-JUEVES, J-U-E-V-E-S, maldito bastardo. ¿Es que no puedes esperar ni dos días para rayar tu puta Visa Pass Carrefour?"

Y por hoy dejo el tema Carrefour. Ya me he desahogado bastante por hoy.

Las otras partes del verano... bueno, de mis apuntes hay poco que decir, salvo que por suerte no son míos. De mis colegas, que este verano no los he visto todo lo que hubiese querido, y me jode. Y de Eztitzen lo peor que puedo decir es que es lo que me alegra los días después del maldito trabajo y el maldito estudio.

Eso es todo por hoy, compadres, aquí os dejo un temita que espero que os mole, dedicado a mis colegas, en especial a Ale, que estaba esperando una actualización como agua de Mayo, a las chicas de información, las únicas que valoran mis esfuerzos en Carrefour, y a Eztitzen, porque eres mi refresco del verano :D.